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10 Sentáronse en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sión;

Echaron polvo sobre sus cabezas, ciñéronse de saco;

Las vírgenes de Jerusalem bajaron sus cabezas á tierra.

11 Mis ojos desfallecieron de lágrimas, rugieron mis entrañas,

Mi hígado se derramó por tierra por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo,

Cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.

12 Decían á sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino?

Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad,

Derramando sus almas en el regazo de sus madres.

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